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2002
Mapuche : gente de la tierra.
Más allá del Nuke Mapu (Madre Tierra), el exilio*
por: Arauco Chihuailaf
(Dr., profesor de la Universidad de Paris)

Como consecuencia del golpe militar que derrocó al presidente Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, muchos mapuches debieron emigrar una vez más, pero esta vez fuera de Chile y junto a miles de chilenos(1). Se trata de un hecho inédito en la historia nacional del siglo XX.

Tener que alejarse del Nuke Mapu (de la Madre Tierra) no era un fenómeno nuevo. La migración campo-ciudad tuvo lugar, particularmente, desde mediados del silgo XX, para alcanzar su punto más elevado a finales de la centuria. Hoy, según el Censo de Población de 1992, 79 % de la población mapuche es urbana, siendo Santiago la principal ciudad de inmigración (44 %). La insuficiencia de tierras los ha empujado a la búsqueda de mejores posibilidades laborales en la ciudad, en donde a menudo han debido realizar trabajos mal remunerados y socialmente desvalorizados(2).

Nos ocupa en estas páginas, con una óptica histórica, el exilio (un destierro forzado como medio de represión y de castigo empleado por la dictadura militar) de algunas decenas de mapuches en Europa. Subrayaremos su itinerario colectivo pues su llegada al viejo continente forma parte de un considerable exilio de chilenos.

Para tratar de comprender esta emigración y a manera de preámbulo, diremos que la participación de esta etnia en la vida política chilena en el siglo XX no fue coyuntural o episódica. Recordemos, someramente, que desde su integración compulsiva a la sociedad chilena (1883), aunque empujados a vivir en « reducciones » (cantidad limitada de tierra entregada a una familia o más), no permanecieron al margen de la vida política nacional. Para defender sus tierras frente a los particulares (grandes propietarios esencialmente) y para defender sus derechos ante el Estado, optaron por la vía de la institucionalidad chilena (Parlamento, Tribunales de Justicia). Con ese fin actuaron a través de sus organizaciones (las primeras fueron la Sociedad Caupolicán, 1910 ; La Moderna Araucanía, 1916 ; La Unión Araucana, 1926) y, a la vez, apoyaron electoralmente a partidos políticos chilenos o militaron en ellos. El primer diputado Francisco Melivilu fue elegido en las listas del Partido Demócrata en 1923 ; Venancio Coñuepán fue elegido diputado en 1945 con el apoyo de la Alianza Popular Libertadora y en 1952 el presidente de la República Carlos Ibañez lo nombró ministro de Tierras y Colonización, Coñuepán era entonces dirigente de la Corporación Araucana ; en 1965 fue elegido diputado por el Partido Conservador. En 1953-1957 el Parlamento chileno contó con dos diputados indígenas de la provincia de Cautín.

En los inicios de los 60, rebasando el cuadro político partidista, empiezan a radicalizar sus luchas al producirse algunos enfrentamientos con latifundistas. En 1961, 1962, protagonizaron tomas u ocupaciones de tierras en las provincias de Malleco, Arauco y Cautín. Durante el gobierno de la Unidad Popular (1970-1973) se movilizaron fuertemente a través de las « corridas de cercos » (recuperación de tierras), contradiciendo con estas acciones la legalidad imperante. Esta movilización se enmarca en un momento (1971-72) de radicalización de las demandas y formas de lucha del campesinado. Esto no significó un descarte de la vía electoral que siguió siendo un medio de expresión importante : en las elecciones parlamentarias de 1973 en Cautín, la primera mayoría provincial la obtuvo Rosendo Huenuman, que figuraba en las listas del Partido Comunista.

En 1970-73 conjugaron sus reivindicaciones específicas (Ley Indígena y recuperación de tierras) con una movilización política más amplia que excedió los fines reivindicacionistas para insertarse en la lucha social y política por la transformación de la sociedad chilena. Tomaron parte en la creación de los Consejos Comunales Campesinos (esencialmente en Lautaro y Cunco, provincia de Cautín) que se concebían como « órganos de poder campesino » y cuya organización y elección de dirigentes se hizo por votación directa de la base por decisión de los propios campesinos(3).

En diciembre de 1970, se realizó en Temuco el segundo Congreso Nacional Mapuche que reunió a 29 organizaciones (una neta mayoría de las organizaciones existentes) y que contó en su acto de clausura con la presencia del presidente recién electo Salvador Allende. En esta ocasión se entregó al Presidente un borrador de proyecto de una nueva Ley Indígena. Nueva ley que después de discusiones en el Parlamento, en donde sufrió modificaciones, se promulgó el 26 de septiembre de 1972.

Este itinerario de acción social y política en oposición, fundamentalmente a los terratenientes, hizo que no escaparan a la represión masiva desatada por la dictadura militar desde septiembre de 1973 : asesinato, desaparición, encarcelamiento, exilio.

Aquéllos que debieron emprender el rumbo a otras tierras, ¿quiénes eran ?, ¿Cuál fue su itinerario ? A estas preguntas intentamos responder a continuación.

El camino del exilio.

Nos referimos a los que salieron a Europa occidental entre 1973 y 1978.  En esos años se concentró la emigración política chilena. Unas cincuenta personas llegaron principalmente a Inglaterra, Francia, Alemania, Bélgica, Suecia. Algunos llegaron a Suiza y Holanda. Eran en su mayoría campesinos (36 %), estudiantes (31 %), obreros (13 %), y el resto, técnicos y profesionales (20 %)(4). La mayoría se había destacado como dirigente de organizaciones campesinas y estudiantiles mapuches, otros habían sido dirigentes sindicales de organizaciones obreras y de la enseñanza. Militaban en diferentes partidos y movimientos de la izquierda chilena.

El camino de la inserción laboral y cultural conoció más o menos las mismas dificultades encontradas por la mayoría de los exiliados latinoamericanos de la época(5).

Para los mapuches se trataba de un segundo destierro. La mayor parte había tenido que emigrar, en Chile, del campo a la ciudad (sobre todo a Santiago, Temuco y Concepción) para estudiar o trabajar. Conocieron allí las dificultades de la inserción derivadas de la discriminación social, eran los « extranjeros » menospreciados. Los más jovenes, como consecuencia del desarraigo, tomaron conciencia más clara de su diferencia y de su identidad ; la llegada a la ciudad (en Chile) fue un choque : « criticaban mi pelo de india, mis ojos, muchas cosas más » cuenta una mujer exiliada recordando la escuela primaria(6). En el exilio europeo hubo que asumir nuevamente la diferencia y la discriminación. A este respecto, un dirigente campesino que encontró asilo en Bélgica dice : « Al llegar me hablaban mucho del racismo, y era la primera vez que escuchaba en boca de chilenos hablar de racismo aquí. Allí yo me dije que si aquí son racistas con ellos que quedará para mi entonces ». Luego de un tiempo en el país concluyó que sentía « mucho menos racismo en Bélgica que en Chile » y, por otra parte, lo consideraban como un chileno más, « todos somos extranjeros »(7). Estos ejemplos ilustran las dificultades que comporta el exilio interior (Chile) y exterior en materia de discriminación.

Pese al recelo y el menosprecio hacia los extranjeros que los exiliados conocieron en Europa, hay un 20 % de mapuches (el porcentaje incluye a quienes llegaron solteros y a hijos) con cónyuges nativos del país de residencia : alemán, holandés, francés, sueco, belga, vasco, suizo. Y un poco más de 1 % tiene cónyuges desterrados como ellos : chileno, colombiano, mexicano, argelino.

Un itinerario colectivo.

Un hito importante en el camino del destierro fue el Encuentro de Londres que reunió, del 25 al 28 de febrero de 1978, a mapuches exiliados en diferentes países europeos. Londres se convirtió, por unos días, en tierra del reencuentro de quienes, como tantos chilenos, habían sido empujados a dejar el suelo natal por su compromiso militante con un proyecto político que se proponía cambiar la sociedad. La convocatoria a la reunión londinense se hizo en tanto que « exiliados políticos ». Y en la declaración final, junto con llamar a « la solidaridad con todo el pueblo chileno », se precisa la especificidad de la realidad :

« Expresamos a nuestros compañeros de clase, a los partidos y militantes de la izquierda, que el problema del pueblo mapuche no puede continuar siendo un asunto secundario ; que la realidad de este pueblo requiere de un conocimiento profundo y científico, como paso necesario para la elaboración de un programa que contemple cabalmente los intereses de todos los sectores explotados …  comprendemos que nuestra lucha, teniendo especificidades propias de una minoría étnica, está fundamentalmente ligada a la de todos los sectores explotados de la sociedad chilena » (Declaración de Londres, 1978).

Ese encuentro, además de ser la primera reunión de mapuches exiliados, nos parece importante al menos por dos razones :

La primera. Fue un espacio que permitió testimoniar acerca de la realidad represiva : torturas, encarcelamientos, exoneraciones. Los invitados europeos y latinoamericanos (8) empezaron a conocer allí la identidad de los primeros desaparecidos y de los que permanecían en las cárceles. Las informaciones que se acopiaban revestían importancia pues en el exterior muy poco se sabía de la represión de que eran víctimas. En Europa, las campañas por la liberación de los presos políticos y de denuncia de desaparecimientos, no consignaban sus nombres, pese a que para 1973 se contabilizaban ya 120 vítimas entre ejecutados (40) y detenidos desaparecidos (80). Cifra que recogió el Informe Rettig. Otros organismos de Derechos Humanos señalan 300 víctimas (9).  La reunión de Londres fue igualmente la ocasión para testimoniar sobre experiencias de vida y especialmente de la discriminación abierta y encubierta de que eran objeto en Chile (10).  Discriminación en las escuelas, universidades, lugares de trabajo, incluso en la acción política conjunta con campesinos y obreros durante el período de la Unidad Popular (11).

La segunda. Este encuentro constituyó el paso fundador de una instancia orgánica, el Comité Exterior Mapuche, C.E.M. (1978-1984), que se propuso cumplir una labor solidaria en favor de quienes eran perseguidos por los aparatos represivos de la dictadura y hacia los familiares de los presos políticos. Este Comité estuvo representado en Inglaterra, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda y Suiza. Al encuentro de Londres sucedieron otros en París, Lieja, La Haya, Berna, Francfort. Dos objetivos prioritarios concentraron los esfuerzos desplegados por el C.E.M. : suscitar una acción solidaria hacia las comunidades y organizaciones en Chile e informar acerca de su realidad económica y política, a la opinión pública internacional. Para reforzar la consecución de este objetivo, el C.E.M. organizó las giras europeas de dirigentes de los Centros Culturales Mapuche de Chile.

La labor informativa encontró acogida en páginas de varios periódicos y revistas : el periódico Demain le Monde, los semanarios Combat y Pour, Boletín Amnesty International, en Bélgica ; Guardian Third World Review en Inglaterra ; Le Monde Diplomatique, Croissance des Jeunes Nations, Témoignage Chrétien en Francia (12) ; el periódico Der Bund en Suiza ; el periódico Egin en España. Algunas revistas fundadas por exiliados chilenos también ofrecieron un espacio : Franja en Bélgica, Spécial Amérique latine en Francia, lo hicieron igualmente algunos Boletines de información : S.E.O.U.L (Boletín de estudiantes latinoamericanos) en Bruselas, Solidarité-Chili, Boletín de Amitiès Franco-chiliennes en París. A la prensa se agregan invitaciones a programas radiales en Inglaterra, Bélgica y Francia y de televisión en Bélgica.

En este trabajo de información merecen mención especial los boletínes mapuches que durante algunos años se mantuvieron regularmente. « Si los indígenas no tenemos muchas ocasiones ni tribunas para expresarnos en el papel, nuestros pueblos sí se expresan en las luchas cotidianas que hoy se libran en Latinoamérica contra sistemas de injusticia y opresión engendrados por el capital y el imperialismo » se decía en uno de ellos (Huerrquén, marzo 1982) . Estas « tribunas » fueron las siguientes :

Boletín Informativo Mapuche (1978-1982), publicado en Inglaterra con el respaldo del Indigenous Minorities Research Council. Su propósito era informar de lo que pasaba en Chile y acerca de la situación y acción de las organizaciones indígenas de América latina. Este Boletín incluyó además algunas páginas culturales : cuento, poema, idioma mapudugun.

El Indigenous Minorities Research Council empezó a publicar, desde 1982, el Boletín Aukiñ en colaboración con el C.E.M. de Londres.

Amuleayñ (1979-1981), publicado en Francia. Dos fueron los objetivos de este Boletín : a) informar tanto acerca del quehacer de las organizaciones en Chile, en primer lugar de los Centros Culturales Mapuches -la organización más amplia y representativa de la época- como  dar a conocer documentos de algunas organizaciones indígenas de Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Panamá, etc. ; b) sugerir algunos elementos de discusión. A este respecto, en la página de presentación del Boletín de septiembre de 1979 se aboga por abordar la cuestión indígena en Chile y A. latina « sin cabida para folklorismos » que deforman la realidad, la menosprecian y ocultan los problemas  « que derivan de su inserción en el sistema establecido ». Y se agrega algo que no podemos dejar de subrayar: « Reivindicamos el derecho a opinar libremente dentro del compromiso con la lucha de nuestros pueblos por una sociedad distinta ». Se trata de una reafirmación del compromiso político en la lucha contra la dictadura y « por una sociedad distinta » (Amuleayñ, 1979) sosteniendo a la vez la identidad étnica cuando por una parte, todavía pesaban las consignas de partido en el medio exiliado y, por otra parte, mantenía vigencia la visión y análisis político de la izquierda latinoamericana. Análisis que supeditaba la « cuestión indígena » a la del campesinado oprimido por el sistema capitalista. En julio de 1981 se critica « el academicismo » y la falta de innovación de los análisis de la cuestión indígena. Se preconiza una revisión crítica de la « visión etnológica y antropológica » sobre los mapuches ; se denuncia la discriminación ; se  constata que los proyectos de mayor importancia financiera y para los cuales se busca y obtiene apoyo en Europa, vienen de organizaciones no mapuches y cuyos fines son diversos : realizar películas, material audiovisual, investigación, cursos de formación, etc. Esto planteaba interrogantes como : ¿obedecen estos proyectos a la atención de los problemas prioritarios ? ¿se llevan a cabo a través de un compromiso directo con la gente en el terreno ? (Amuleayñ, julio 1981).

Huerrquen (1982-1984). Las dos publicaciones mencionadas (de Inglaterra y Francia) se funden en el Boletín Huerrquen, que pasa a ser el órgano oficial del C. E. M. Se edita en Bélgica y sus objetivos son informar y aportar elementos para la reflexión sobre todo entre los exiliados.

Al eco encontrado por toda esa tarea contribuye, pensamos, una coyuntura política favorable a la solidaridad (un sector de la opinión pública y de intelectuales era sensible al exilio masivo de sudamericanos, principalmente chilenos, argentinos y uruguayos, que escapaban de dictaduras miltares) y la pluralidad lingüistica y regional de Europa : las autonomías españolas que afirman su lengua y su cultura, la pluralidad lingüistica en Suiza (francés, alemán, italiano, románico), en Bélgica (flamenco y francés) ; las reivindicacionanes regionales en Francia en donde las llamadas lenguas minoritarias siguen presentes (corso, bretón, euskera, catalán, por ejemplo).

Por otro lado, esa movilización (1978-1985) canalizada por el C. E. M., no dejó indiferente a algunos dirigentes y partidos de la izquierda chilena. Luis Corvalán, entonces Secretario General del Partido Comunista, respondiendo a una pregunta acerca de cómo enfrentaría un gobierno democrático los problemas del pueblo mapuche, decía :

«Los partidos de la U.P. no hemos tenido nunca una política absolutamente clara respecto al problema … salvo que hemos estado con los mapuches en sus luchas por la tierra, en la defensa de su cultura, etc., pero una solución científica, marxista-leninista al problema nacional del pueblo mapuche, no la hemos elaborado, y es bien complicado, y es bien complejo, muy complejo, pero nosotros creemos que hay que darle una respuesta »(13).

Bosco Parra, dirigente de la Izquierda Cristiana, trató de suscitar al respecto, sin mayor éxito, un debate en algunas reuniones de la U.P. en el exilio. Este dirigente escribía en 1975 : « Nos preocupa la subestimación del problema mapuche. Ahí hay una auténtica cuestión nacional no resuelta” (Boletín Izquierda Cristiana, junio 1975). El Mapu declaraba, al saludar el encuentro mapuche de Lieja (noviembre 1978) :

« La lucha del pueblo mapuche es también nuestra. … La izquierda chilena en general y la izquierda revolucionaria en particular, enfrentamos el deber de realizar una profunda autocrítica por nuestro comportamiento pasado y presente en relación con las luchas del pueblo mapuche. …Es un hecho evidente que la conducta adoptada históricamente por los partidos y movimientos de izquierda, ha estado marcada por el oportunismo y un permanente desconocimiento de las necesidades y aspiraciones profundas de los pueblos indígenas, remitiéndose, la mayoría de las veces, a una utilización electoralista de sus luchas y, en muchos otros casos, a una manipulación vertical y burocrática de sus organizaciones »(14).

Estas constataciones hechas por algunos representantes y responsables de la izquierda chilena se insinuaron con más nitidez luego de la derrota de la « vía chilena al socialismo » intentada por la Unidad Popular.

El discurso político, en particular de los años 60, que reducía el aspecto étnico a la « cuestión agraria » revelaba su insuficiencia. Este discurso se fundamentaba en el análisis de una investigación de inspiración marxista tributaria « de las tradiciones de la III Internacional que diluyó el problema indígena en el marco de las luchas de los campesinos, oprimidos y explotados »(15). Superar o revertir esas insuficiencias es tarea aún pendiente.

Reafirmación identitaria

En la segunda mitad de los años 70 y primera de los 80, los militantes o « políticos » asumieron en el exilio su identidad étnica en un contexto histórico marcado por la clausura violenta de la experiencia de la Unidad Popular y por las controversias político-ideológicas que de ello se desprendieron (16). Al asumir ellos mismos, a través del C. E. M., su propia representación, estaban marcando una autonomía con respecto a los Partidos. Es la significación que atribuimos al hecho de que crearan sus « tribunas » y ocuparan aquéllas que en países europeos se les ofreciera : radio, prensa, televisión. Esto, además de un acto destinado a generar solidaridad, era una forma de reafirmar la identidad. Por esta vía se invertía en alguna medida la situación que señalaba Melillán Painemal (entonces dirigente de los Centros Culturales Mapuches – Ad Mapu y Vicepresidente del Consejo Mundial de Pueblos Indígenas) en una entrevista para el Boletín Huerrquen en marzo de 1982 : « Los hermanos winkas (no mapuches) se han convencido –porque los han formado así- que ellos son los profesores y nosotros los alumnos  que tenemos que obedecer. La historia habrá que cambiarla» .

La reafirmación de la identidad pasaba primero por una dimensión político-solidaria mediante un apoyo directo a organizaciones en Chile, para encontrar enseguida su referente esencial en la historia, no solamente como memoria sino también como rescate y construcción de « la verdadera historia ». « El reconocimiento de la historia (real y no impuesta) pasada y presente de cada pueblo es uno de los elementos sobre los cuales se forja la solidaridad y necesaria unidad en la lucha por una sociedad diferente » (Amuleayñ, 1980).

Paulatinamente, la connotación política del discurso en los primeros años de exilio (como lo muestra la cita de la Declaración de Londres, 1978, así como los Boletines citados), deja paso a un discurso más etno-cultural en los años 90, aunque sin desprenderse totalmente de un contenido político.

En la década de los 90, la afirmación étnica se ve favorecida por la evolución de la realidad indígena en América latina. Por ejemplo, se reconocen constitucionalmente como nación pluriétnica y pluricultural : Colombia en 1991, Bolivia en 1994, Ecuador en 1996. En el plano internacional empieza a cobrar terreno la idea de los derechos lingüisticos como parte de los derechos humanos(17).

De la Declaración de Londres (1978) a la Conferencia Mapuche en la misma ciudad (7 de enero 2001)18 que reunió a delegados de Europa, Canadá y Chile, se evidencia una evolución de las demandas. En la declaración de clausura de la Conferencia se exige al Estado chileno :

« la implementación de medidas concretas … con el fin de proceder a compensar al pueblo Mapuche en el marco de un amplio programa de ‘verdad y reparación histórica’, la ratificación del Convenio 169 de la O. I. T., el reconocimiento constitucional del pueblo mapuche ».

Se apoya la demanda de « autonomía ». Otro es el vocabulario y la naturaleza de las reivindicaciones. De este modo, la primera declaración de Londres quedaba en la historia de la « diáspora » mapuche. Por su parte, el C.E.M. se había diluido paulatinamente desde 1985 por las repercusiones, en su quehacer, de los cambios que se operaban en la situación política chilena. No olvidemos que se trataba de una organización conformada esencialmente por militantes políticos que actuaban en contacto con las organizaciones de Chile. Un 20 % de ellos retornó al país.

En el discurso de los años 90 fue cobrando mayor peso, entre los exiliados en Europa, el aspecto étnico-cultural (filosofía, creencias, etc.). En el plano político, algunos concentran sus críticas a los partidos chilenos sin mayor distinción. Otro sector apunta su crítica al gobierno concertacionista de Ricardo Lagos. Hablan de « soberanía cultural », reivindican la « Nación » mapuche, « primera nación indígena independiente de Latinoamérica »  conforme –afirman- a los Tratados de Quilín de 1641 y de Negrete de 1803, firmados con España (19), se denuncia la visión parcial e interesada de la historia que han entregado los historiadores ; y este año (23-27 de julio 2001) denuncian al Estado chileno ante las Naciones Unidas, en Ginebra, por la represión policial de que son víctimas quienes se movilizan por la recuperación de « tierras ancestrales », por la falta de « voluntad política » para implementar el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (20).

El trabajo de solidaridad y de información se dispersa a finales de los años 80 y se asume, autónomamente, a nivel de países. Las informaciones empiezan a difundirse en Internet. Existen varios sitios : en Suecia, Nuke Mapu. Centro de Documentación Mapuche, adscrito a la Universidad de Uppsala y cuya finalidad es académica e informativa ; Voz Nación Mapuche Informa cuyo objetivo, como su nombre lo indica, es informar sobre la actualidad.  En Inglaterra, Mapuche International Link lleva a cabo tareas de solidaridad, información y enlace con organizaciones indígenas de Chile y Argentina. En Holanda un equipo de jovenes mapuches y holandeses agrupados en la Fundación Mapuche Folil trabaja en solidaridad e información en su sitio Mapuche Stichting-FOLIL. En Francia, trabaja la Asociación Franco-Mapuche Ka Mapu con vistas a la solidaridad prioritariamente. En España, País Vasco, se desarrollan tareas de información (mediante conferencias, exposiciones, encuentros con representantes de organizaciones de Chile, etc.) y de solidaridad.

Actualmente, aunque de manera más dispersa en el análisis de la problemática, en el tipo de denuncia y en el tipo de solidaridad, el discurso y la acción encuentran sus referentes en la historia y la cultura. Se mantienen lazos solidarios con organizaciones de Chile y se actúa en la perspectiva del porvenir reivindicando la autonomía y la diversidad cultural (21), demanda que revierte la idea de « unidad » e identidad de la nación chilena planteada por los grupos dirigentes desde el siglo XIX hasta hoy. Esa unidad de la nación no ha dejado cabida al pueblo mapuche.



BIBLIOGRAFIA
 
BARUDY J., MONTUPIL F. et al. Exilio, Derechos Humanos y Democracia. El exilio chileno en Europa, Santaigo, 1993.
BENGOA J., VALENZUELA E. Economía Mapuche. Pobreza y subsistencia en la sociedad mapuche contemporánea, Santiago, s/f.
BONFIL BATALLA, Guillermo: Utopía y Revolución, Editorial Nueva Imagen, Mexico, 1981.
BOLETINES del C.E.M.: Amuleayñ, Boletín Informativo Mapuche, Huerrquén.
CANCINO T., Hugo: Chile, la problemática del Poder Popular en el proceso de la vía chilena al socialismo, 1970-1973, Aarhus University Press, 1988.
CHIHUAILAF, Arauco: Los mapuches en la sociedad chilena, Comité Exterior Mapuche, Francia, 1982.
GARCES, Mario et al.: Memoria para un nuevo siglo. Chile, miradas a la segunda mitad del siglo XX, LOM ediciones, Santiago de Chile, 2000.
LEFIMIL M., CHIHUAILAF E: Una nueva realidad del pueblo mapuche. Kiñe we felen tayiñn pu mapucegen. Ediciones Liwen, Temuco, 1991.
LINCOLAO, Guillermo “Vida del mapuche en la ciudad”, Boletín Amuleayñ, Francia 1980.
MARIQUEO, Vicente:“El pueblo mapuche”, en Indianidad y descolonización en América latina, Editorial Nueva Imagen, México, 1979.
REVISTAS: Franja, n° 6, Bruselas 1978 ; Spécial Amérique Latine,  n° 2, Paris, 1979 ; Unidad Proletaria, Mapu-Chile, n° 9, 1979.
VARIOS AUTORES « Derechos humanos y lingüisticos en sociedades multiculturales », en ALTERIDADES, n° 10, 1995, Universidad Autónoma Metropolitana, Dpto. de Antropología, México.
 
 
Arauco Chihuailaf N.
Maître de conférences
I.U.T. de Tremblay en France- Université de Paris 8.
 
 
NOTAS
*  A la memoria de Alejandro Ancao Paine, campesino mapuche desaparecido en septiembre de 1973.
 
1  Emigraron 408.000 personas según cifras entregadas por Carmen Norambuena C., « Exilio y retorno. Chile 1973-1994 » en Memoria para un nuevo siglo. Chile, miradas a la segunda mitad del siglo XX, (varios autores), LOM ediciones, Santiago 2000, pp. 173-187. 
 
2  El grueso de la emigración, principalmente masculina, a las grandes ciudades empezó hacia 1935. La emigración femenina comenzó unos 10 o 15 años después. Ver, G. Lincolao y  C. Ruiz R., « Memoria de los mapuches urbanos : entre la integración con discriminación y la organización con identidad », en Memoria para un nuevo …, op. cit. p. 416.
Para más datos sobre migración, ver, por ejemplo, J. Bengoa y E. Valenzuela, Economía mapuche. Pobreza y subsistencia en la sociedad mapuche contemporánea, Santiago, s/f, pp. 93-108.
 
3  Esta elección por la base contradice la forma de generación de los Consejos Comunales Campesinos « legales » que fueron organizados por organismos del agro : Indap e Icira. Ver Hugo Cancino, Chile, la problemática del Poder Popular en el rpoceso de la vía chilena al socialismo, 1970-1973, Aarhus University Press, 1988, p. 145-211.  
 
4  Los datos aquí entregados (conciernen a 42 personas) son los que pudimos obtener por nuestras propias averiguaciones. No incluimos Europa del Este por falta de datos suficientes.
 
5  Ver algunos testimonios, en Exilio, Derechos Humanos y Democracia. El exilio chileno en Europa, Coordinación Europea Pro-Retorno, Santiago, 1993. 
 
6  Marta Lefimil, en Conversaciones con Elicura Chihuailaf, Una nueva realidad del pueblo mapuche. Kiñe we felen tayiñn pu mapucegen.,  Ediciones Liwen, Temuco, 1991, p. 11.
 
7  Godofredo Cotrena, « Vida en Chile antes del golpe de Estado », en Exilio…, op. cit., p. 75.
 
8  Se contó con la presencia de Jacques Chonchol que había sido ministro de Agricultura de S. Allende.
 
9  Datos suministrados por Mapuexpress. Sitio de información mapuche en internet.
 
10  Discriminación que había sido señalada, en 1968, por la Pastoral de los Obispos chilenos, Chile, Voluntad de Ser.
 
11  Ver al respecto, Guillermo Lincolao, « Vida del mapuche en la ciudad », Amuleayñ, Francia 1980 ;  Arauco Chihuailaf, Los mapuches en la sociedad chilena, Comité Exterior Mapuche, Paris 1982.
 
12  El artículo publicado en Le Monde Diplomatique (julio 1979) suscitó la protesta del Agregado Cultural de la Embajada Chilena para denunciarlo como « campaña anti chilena » y atentatoria a la « extraordinaria unidad del país ».
 
13  « Diálogo con Luis Corvalán », en Revista FRANJA. Una revista para los exiliados latinoamericanos, n° 6, p. 11, Bruselas 1978.
 
14  Carta del Secretariado Político Nacional del Mapu de Chile y del exterior, en Unidad Proletaria, Revista oficial en el Exterior, Partido de los Trabajadores Mapu-Chile, n° 9, 1979, p. 30. 
 
15  Hugo Cancino, op. cit.,  p. 173.
 
16  Esta asunción de la identidad es la reafirmación de uno de los planteamientos de las diferentes organizaciones a lo largo del siglo XX y que había quedado sumergido, durante el período de la Unidad Popular, en la agudización de las contradicciones y conflictos políticos en el campo. 
 
17  Al respecto, ver por ejemplo Alteridades, n° 10, UAM, México 1995.
 
18  Esta conferencia fue –al decir de un participante- « un reencuentro con viejos y nuevos hermanos ». Valga la pena destacar que entre los « nuevos hermanos » habían dos jovenes de 18 años procedentes de Bilbao y París.  
 
19  Se propone como una estrategia de lucha la profundización del estudio de los Tratados afin de establecer su vigencia y actualidad conforme a la jurisprudencia de los organismos de derecho internacional. Ver documentos de Mapulink. Enlace Internacional Mapuche,  Internet. 
 
20  Documentos de MAPULINK, Internet.

21  El reconocimiento de la diversidad cultural ya rebasa el ámbito mapuche. En una carta firmada por 8 obispos del sur de Chile, se demanda el « reconocimiento constitucional y el respeto del pueblo mapuche como comunidad cultural no sólo de hecho, sino también de derecho », El Mostrador, diario electrónico, Santiago, 6.9.2001.