22 de Abril del 2015
Mapuche: Alina Rodenkirchen en el Parlamento Europeo
Bruselas, Bélgica |
Mari mari kom pu che, kom pu lamngen, inche ta Alina pingen.
Fentren mañum tamü elelmufiel ñi pepi zungual ..ta tüfamew.
Tüfachi zungun academic ka científic no tati.
Welu may, küpa nentu ngütramün tañi mongelünmew zungu.
Chumechi ñi femleken ka ñi pegelünmew ka inche ñi pepi konün afulu.
Ka chew ñi kompefunmew
Buenos días a todos. Muchísimas gracias por darme la oportunidad de hablar aquí. Mi nombre es Alina Rodenkirchen. Esto no va ser una ponencia académica o científica. Pero me gustaría compartir con ustedes mi propia experiencia. Lo que sentí y lo que vi y de que yo fui parte.
Voy a nombrar tres demandas. El contexto actual a partir de las demandas territoriales, tenemos la demanda de respetar los derechos lingüísticos. Bajo esto entendemos la revitalización del Mapuzungun. En este contexto los jóvenes Mapuche han tomado este momento para trabajar como colectivo. De esta unión nació la idea del Primer Internado lingüístico del Mapuzungun. Organizado por la Federación de Estudiantes Mapuche (FEMAE), en colaboración con la Academia Nacional del Mapuzungun, la Comunidad de Historia Mapuche, entre otros.
Yo participé como estudiante en el Internado este febrero en la comunidad de Llaguepulli, en el territorio Lafkenche.
En algunos días éramos hasta 50 personas, Mapuche y Winka, participando y fuimos muy bien recibidos por el Lonko de esta comunidad.
Llegamos de todos los territorios. Dentro de nuestra diversidad, cada uno de nosotros representaba de alguna manera una parte de la historia Mapuche. Viajábamos de ciudades grandes y áreas rurales hacia Llaguepulli, pero teníamos una cosa en común.
Hicimos el primer paso. Nos tomamos el tiempo para desconectarnos de nuestras vidas para aprender por tres semanas, para aprender Mapuzungun. Tres semanas en verano no es una época fácil para todos, para poder liberarse de las obligaciones de cada día. Algunos no lograron viajar a Llaguepulli, porque viajaron al norte de Chile para trabajar en los frutales para ganar dinero. Fueron a cosechar estas frutas que aquí se consume.
Estas 50 personas se reunieron, se tomaron el tiempo, dejaron a sus familias, su trabajo, sus hij@s para ser despertado temprano, siguiendo un programa estricto cada día. Pero no solo aprendimos Mapuzungun.
Nos reencontramos con nuestras raíces, nuestra identidad. Aprendimos más sobre nosotros mismos y acerca nuestra responsabilidad de trabajar por la revitalización de nuestro idioma.
Si esperaríamos que la política chilena nos resolviera nuestros asuntos, seguro que seriamos condenados a perder.
Puedo hablar por mí misma, y tal vez por otros participantes también, cuando digo que hemos despertado.
Conversando entre nosotros, escuchando y conociéndonos, las mismas frases se repetían. Una de ellas: “Mis padres o mis abuelos son hablantes del Mapuzungun, pero no me enseñaron porque me querían proteger del bullying y la discriminación. Ellos vivieron estas situaciones justo porque ellos eran hablantes del idioma del Mapuche.”
Ahora somos la primera o la segunda generación que no habla. Sí, es una situación muy grave. Pero lo podemos tomar como una oportunidad. Porque nosotros somos la generación que todavía tiene la oportunidad de cambiarlo.
Ahora o nunca. Porque nosotros podemos aprender de y hablar con nuestros abuelos o la generación de los mayores. Ellos todavía tienen la experiencia, su sabiduría y su kimün. Nosotros podemos tomar la iniciativa y empezar a escucharlos.
Por un lado estamos conscientes de que tenemos que hacer el cambio dentro de nuestra sociedad para poder crear nuestro futuro. Pero por otro lado, es nuestro derecho y la obligación del estado chileno de reconocernos como Mapuche. Esto viene junto con la oficialización del Mapuzungun como segunda lengua oficial, por ejemplo en la Región de la Araucanía.
Esto es una de muchas demandas del partido Mapuche Wallmapuwen. Algunos años atrás, junto con otras organizaciones, empezaron a organizar una manifestación grande que se lleva a cabo cada febrero, el día internacional de la lengua materna. Esta organización no solo quiere hacer política para los Mapuche, sino para todas las personas que están viviendo en el territorio Mapuche, Wallmapu. Reclaman el reconocimiento de una estado plurinacional. En Wallmapu significaría vivir y crear juntos con los Winka un futuro en común, porque todos son Wallmapu-Che. Y todos deberían ser bilingües.
Los participantes del internado también formaron parte de la manifestación este año. Ahora estamos esperando todavía la respuesta del Intendente de la Región de la Araucanía, Sr. Huenchumilla, para que declare el Mapuzungun como segunda lengua oficial en esta región.
Nuestro idioma está en peligro. Padres no pueden o no están educando a sus hij@s en Mapuzungun. Necesitamos clases de Mapuzungun por ejemplo en las escuelas.
Para nosotros, la estadía en Llaguepulli cambió nuestros corazones y nuestra mente. Antes de esta experiencia pensé que aprender el Mapuzungun tal vez es demasiado difícil. Hasta que se me pareció extraño escuchar personas hablando en Mapuzungun, haciendo chistes, cantando o haciendo Hip Hop en nuestro idioma. En Llaguepulli vimos a niños jugando en Mapuzungun sin ningún problema cambiando entre Winkazungun y Mapuzungun. Yo empecé a creer que es posible!
Escuchando a nuestro idioma todo el día, cambió mi percepción, y tal vez la de otros también. Escuchando y haciendo el esfuerzo de hablar más Mapuzungun, ahora es una parte de mi vida.
En Chile ya, nosotros nos acostumbramos a hablar Mapuzungun en público, comprando en el supermercado, preguntando por algo, o saludándonos cuando nos encontrábamos en la calle.
Dos semanas atrás me encontré en la situación hablando por teléfono con alguien del consulado chileno y respondí “Feleeeeey” (“estoy de acuerdo” en Mapuzungun). Y hasta en esta situación no entendí que esta persona no me entendía.
Los participantes del Internado, sus organizaciones y grupos todavía siguen trabajando juntos.
El 14 de Marzo un incendio grande empezó en China Muerta y Conguilio y se quemaron miles de hectáreas de bosque nativo y de pehuén/ araucarias. Los participantes del Internado se juntaron para organizar un concierto de solidaridad, juntaron agua y alimentos para llevar a los voluntarios que estaban intentando de apagar el fuego.
Esa fue la situación cuando el gobierno de Chile llamó la atención por su ausencia total cuando las comunidades pidieron ayuda y apoyo para salvar al pehuén y a sus casas del fuego.
Este incendio no fue una coincidencia. En esta región se está explotando oro y cobre. Para los Pehuenche, la araucaria es sagrada, y también está prohibido por ley de cortarla. Hace años atrás ya hubo gestiones para desafectar la protección de la araucaria para instalar más plantaciones de pino y eucalipto.
Después de los invasores españoles, más tarde el estado chileno, ahora son las forestales la tercera invasión en territorio Mapuche. El daño que causan estas plantaciones afecta a todo el país. Las forestales hoy tienen los suelos degradados, secando napas subterráneas y superficiales. Un eucalipto de tres años consume 20 litros de agua cada día. Las pesticidas que se usa a veces son difundidos por el aire, contaminan hasta la población que vive cerca de las plantaciones. Cuando se corta los árboles, el suelo queda arrastrado. Los efectos son múltiples.
Este año hubo una sequía extrema. Los pozos se secaron, no había agua para los animales, para el sembradío o para el uso personal. La cosecha fue devastadora.
Nuestra resistencia, sea cultural o política, es permanente. Somos extraños en nuestra propia tierra. Inferiorizados por hablar nuestra lengua y vestir lo que llevaron nuestros abuelos. Ante esta realidad los jóvenes no tenemos temor ni vergüenza, al contrario, estamos felices de conocer nuestras raíces, de saber de dónde venimos y admiramos la riqueza cultural y espiritual de nuestra sociedad.
Somos un pueblo caracterizado por la diversidad. No importa donde vivimos, somos Mapuche. Nosotros somos los sobrevivientes. Somos los hijos, somos los nietos, somos los bisnietos de los Mapuche que lucharon para sobrevivir. Damos las gracias a nuestros antepasados por su lucha y asumimos la responsabilidad para continuar la lucha por nuestro pueblo, por nuestra tierra, por nuestro idioma, por nuestra sociedad.
Juntos ya estamos creando nuestro futuro. Creando nuestro futuro, respetando y escuchando los consejos y el kimün de nuestros mayores.
Nos somos invisibles.
Somos invisibilizados!
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