16 de Febrero de 2007
Mapuches ocupan tierras de grupo Benetton en la Patagonia Argentina. |
Cincuentena de indígenas se tomó terrenos, asegurando que sólo quieren
recuperar lo suyo”, solicitando la intervención del gobierno trasandino.
Cerca de 50 indígenas mapuches ocuparon parte de las tierras en la
Patagonia Argentina del grupo textil italiano Benetton, las que reclaman
como suyas, ante lo cual esperan que el gobierno argentino "reaccione" y
medie en el conflicto, afirmaron hoy representantes de esa etnia.
El grupo, formado por mapuches de distintas comunidades de la sureña
provincia de Chubut, aseguran que "sólo quieren recuperar lo que es
suyo" y ha iniciado la construcción de un asentamiento.
Fuentes de la Organización de Comunidades Mapuches declararon hoy que
por el momento no tienen constancia de que se haya tramitado alguna
denuncia de desalojo, por lo que se mantienen "a la espera de una
reacción" por parte del grupo textil.
Por su parte, los indígenas hicieron un llamamiento a la solidaridad internacional y a la intervención del gobierno argentino, del que
esperan "una reacción".
A este respecto, la comunidad de mapuches Leleque-Santa Rosa, la
protagonista de la protesta, afirmó que "la indiferencia ante este
problema, la represión contra los aborígenes, la violencia y la
complicidad nada tienen que ver con la transparencia que este gobierno
se adjudica".
Por su parte, el portavoz del grupo Benetton en Argentina confirmó que
en la actualidad se está analizando el problema, al que "se le dará una
respuesta judicial", y agregaron que por el momento no hay ninguna
reacción oficial ante la ocupación.
Los mapuches Atilio Curiñanco y Rosa Rúa Ñahuelquir ya se habían
instalado en agosto de 2002 en el lote de tierra de 300 hectáreas
situado a 90 kilómetros de la ciudad de Esquel, hasta que en 2004 un
tribunal de esta localidad determinó que el terreno era propiedad del
grupo británico Compañía Tierras del Sur, perteneciente a los hermanos
Benetton, y fueron desalojados.
La familia Benetton tienen unas 900 mil hectáreas de tierras en la
Patagonia, convirtiéndolos en los mayores terratenientes del país
trasandino.
EFE
http://www.elmostrador.cl/ |
enero 06 2007
La Tensión Benetton: Cartas y viajes para romper el silencio |
http://www.barilochense.com/?suplementos=1&id=3&novedad=483
“Después de transcurridos varios años de conflictos con el grupo empresarial Benetton, notamos que otro ciclo termina sin respuesta, ni de estos empresarios, ni de los gobiernos tanto provincial y nacional”, afirmaron Atilio Curiñanco y Rosa Rúa Nahuelquir en la carta pública difundida el 18 de diciembre. La última del año 2006, la tercera desde que decidieron romper el silencio en que había quedado sumergido el reclamo desde noviembre de 2004, cuando regresaron de Roma. Más allá de que hayan desaparecido de las grandes vidrieras mediáticas, las tensiones – en plural – entre las comunidades mapuches y el holding de Treviso no finalizaron, las cartas desde Esquel y el viaje a Italia de dos werkenes de la Organización Mapuche Tehuelche “11 de Octubre”, en noviembre, lo prueban.
SANTA
Por Hernán Scandizzo
Porque los conflictos siguen latentes sus protagonistas tienen algo que decir. Atilio y Rosa hicieron un balance de estos más de 4 años reivindicando sus derechos sobre el Lote Santa Rosa, en Leleque. Mientras que Dina Huincaleo y Rogelio Fermín - los werkenes de Estación Leleque y Vuelta del Río que viajaron a Italia – mencionaron las gestiones realizadas en la península y se refirieron a denuncias allí presentadas: alambrados movedizos, candados que se multiplican y subordinación policial a los intereses de la Compañía Tierras del Sud Argentina / Benetton.
SANTA ROSA DEL PUELMAPU.
Los caídos alambres perimetrales del predio – aquel al que ingresaron Atilio y Rosa a fines de agosto de 2002 - fueron reemplazados por otros nuevos. Hilo y varilla, todo nuevo. También han saturado esos campos con carteles de la Estancia Leleque, cual perro levanta la pata marcando territorio. Hay cambios: la vegetación nativa tapó las huellas del matrimonio, que antes se veían a lo lejos. También los plantines de pino exótico – invasivo – taparon las huellas. Pero “la esperanza es lo último que se pierde” se suele escuchar a menudo, y por trillada la frase no pierde valor para ellos, que se aferran en un acto de subsistencia. Atilio y Rosa están ahí, en la cocina de la casa de Barrio Vepam II, con ganas de hablar.
- ¿Qué evaluación hacen de estos años de lucha?
A: Como forma de evaluación podemos decir que la lucha continúa. El conflicto no ha prosperado como uno siempre apuntó, pero nuestra esperanza sigue siendo la misma. Uno se pone de vuelta en el camino de la lucha porque vuelve a encontrar los valores que tuvo en el comienzo, valores personales que nos acompañaron en un momento muy difícil. El tiempo fue pasando, la gente que nos acompañó se habrá tenido que alejar por alguna circunstancia...
El tema relacionado al conflicto y a nuestra lucha no ha sido dejado de lado por ninguna causa. Hemos descubierto que con el conflicto mucha gente empezó a tener muchísima conciencia de esta problemática, sobre todo lo que tiene que ver con nuestra cultura, por qué uno se inclina al reclamo de la tierra. Muchas veces la sociedad reclama no tan sólo por la tierra sino también lucha contra la minería, la contaminación, por los recursos naturales; todo tiene que ver con nuestro reclamo, porque es el contenido general de la tierra lo que se reclama, desde algún punto de vista [el mapuche] hace un reclamo general. Por eso tiene muchísimo sentido que ellos también se acerquen y hagan su reclamo, que para nosotros es un aporte más.
- Después del juicio y el viaje a Italia la demanda quedó en silencio, hasta que aparecieron con una carta pública.
R: Yo pienso que fue un error viajar a Italia porque a partir de ese viaje es como que el conflicto se apagó, pero la lucha sigue, no quiere decir que hemos dejado de luchar. Como no tuvimos respuesta de Benetton decidimos hacer dos cartas recordándole que Benetton tiene una respuesta que darnos. Entonces a través de la carta esa le pedimos la respuesta pero hasta ahora no pasó nada.
A: El tema de las cartas que hayamos hecho públicas tiene mucho que ver con ese tiempo que quedó tan quieto todo el tema del conflicto. El tema fue un poco esperar a ver cuál era el accionar de Benetton referente al planteo que le hicimos del conflicto por el predio Santa Rosa.
Del tema que él decía de donación [de 7.500 has. en el paraje Piedra Parada, anunciada en noviembre de 2005 y rechazada por el gobierno chubutense se mayo 2006] a nosotros no nos mencionó en ningún momento ni tampoco mencionó el conflicto, que es el planteo específico que nosotros le hicimos en Italia. En ningún momento nosotros fuimos a mezclar las cosas, el tema de la donación es algo que se le ocurrió a ellos y salieron a difundir, no es que nosotros hayamos hecho ningún trato particular.
- Tras las dos cartas viajaste a Buenos Aires y pediste una reunión con Luis D’Elía, que estaba al frente de la Secretaría de Tierra y Vivienda de la Nación. ¿Qué le demandabas?
A: Yo le presenté la inquietud, si había alguna posibilidad de dialogar sobre el tema.
- De las dos cartas públicas y de la nota que le dejaron a D’Elía, ¿tuvieron alguna respuesta por parte del Estado?
A: Por parte del Estado, nada, no ha habido ningún tipo de respuesta, de ninguna manera. Lo que pasa es que las cartas se hicieron públicas un poco para que se reactive el conflicto, no era nuestra esperanza tener una respuesta positiva o negativa.
Uno de alguna manera va observando, va viendo todo lo que se ha hecho, lo que se puede llegar a hacer. Con todo el tiempo que ha pasado uno puede calmar eso que sentía mucho como ilusión de volver lo más rápido posible. Eso no quiere decir que el estado de ánimo haya cambiado, todo lo contrario, el estado de ánimo es de seguir luchando. Lo único que digo es que yo no me quiero volver viejo reclamando, si apuntamos a un objetivo esto tiene que cumplirse, porque si no siempre van quedando cosas en el aire.
- Ahora estás de nuevo en Esquel, estuviste un tiempo trabajando en la costa.
A: Sí la situación económica mía la sigo peleando como fue siempre. Si yo estaría inclinado para el lado del Estado le estaría pidiendo limosna. Por el hecho de que me haya pasado todo esto yo tampoco me puedo quedar sentado esperando a ver quién me trae algo, cómo hago para sobrevivir.
Hay otros actores que se han agregado después de que se produjo el conflicto, nosotros hemos llegado a sentir muchísima fuerza, adquirido mucha fuerza. Y es un ejemplo de cómo nuestra raza de alguna manera sigue sintiendo lo mismo que sintieron los antepasados cuando también luchaban por sus tierras, por vivir dignamente, a su manera. Y parece que hoy se encendió una mecha que teníamos apagada, porque si nosotros descendemos de los abuelos, descendemos también de la naturaleza, de la madre, de la mapu.
LOS COLORES DEL PANÓPTICO.
El 25 de noviembre Dina y Rogelio partieron rumbo a Italia. Allí la recepción no fue la mejor, estuvieron demorados 24 horas en el aeropuerto de Roma por cuestiones migratorias, hasta que lograron seguir viaje y encontrarse con los miembros de la anfitriona Asociación Ya Basta!. Un ejemplo de cómo funciona la sociedad de control que – según denunciaron los jóvenes en Bolonia, Milán, Padua, Roma, Treviso y Venecia – el holding Benetton promueve en el noroeste de Chubut. A poco de aterrizar en Buenos Aires, un tanto sofocados por el calor de la ciudad, dieron sus impresiones del viaje y no ocultaron sus expectativas por los avances en el proyecto de instalar una radio en El Maitén.
- Tuvieron la oportunidad de contar en Italia cómo es tener de vecino a Benetton en la Patagonia. ¿Qué imagen tienen allá de la empresa? ¿Qué denuncias llevaron ustedes?
D: La gente de allá no conocía muy bien los temas de Benetton, para algunos era una buena persona, un buen tipo, que ayudaba. Pero no es así, nosotros donde vivimos estamos bajo alambrados, las tranqueras todas bajo llave, no tenemos dónde pasar. Actualmente tenemos nuestra escuela, que a Benetton le molesta que esté abierta [el funcionamiento de la escuela es uno de los motivos por los que esas familias siguen viviendo allí].
Ahí también comenté que está el museo mapuche [Museo del Hombre Patagónico], también que tiene el cuartel policial donde antes había una estación de servicio [‘la agencia’, ubicada frente del acceso a la Estancia Leleque, sobre la Ruta 40] en la que nosotros comprábamos combustible – el kerosén. Donde tiene el museo mapuche había un almacén donde nosotros sabíamos ir a comprar.
Cuando mi papá trabajaba ahí, cuando estaban los ingleses, no había tanto alambrado como ahora. Llegó el señor Benetton, alambró todo lo que vio abierto, puso bajo llave para que ninguna gente entre ni salga. Y cuando tiene que entrar la gente hacia la estación [que debe circular por un camino vecinal que atraviesa la estancia] los milicos van hacia la estación y preguntan quién era ese auto que andaba. Hace tiempo una docente de la escuela se había quebrado una muñeca, llamamos a la ambulancia y aparecieron los milicos. Cuando salgo – porque yo llamé la ambulancia – le pregunté qué pasó con la ambulancia, por qué habían venido ellos. El milico me dijo que la ambulancia no iba a entrar, iba a llegar hasta el cuartel policial y ellos se encargaban de buscar la pacienta hasta el lugar. “Nosotros tenemos orden del administrador de Benetton que la ambulancia no tiene derecho de pasar para adentro de la estación. Y todo auto que venga nosotros tenemos que vigilar qué andan haciendo.”
Estamos bajo control policial, nosotros no somos un animal para que ellos nos anden controlando qué hacemos, a dónde vamos. Nosotros hace dos años que estamos reclamando para hacer un puesto sanitario y sabemos muy bien que Benetton no quiere que nosotros lo hagamos en la estación porque para él sería muy fácil sacarnos. Él quiere cerrarnos la escuela y hacer un museo turístico en la estación del ferrocarril, porque sabemos que La Trochita es muy famosa para los extranjeros que vienen a visitar y así también visitan su museo de mapuche que tiene ahí al paso de la vía del tren.
Allá donde está Benetton no se comentaba mucho qué es lo que hace, algunos pensarían que solamente compró una estancia y no alambró toda esta tierra que estaba abierta. Y Rogelio también comentó que tiene pinos plantados en todos sus cuadros. Yo antes, cuando sabía andar por ahí, no había tantos pinos como hay ahora.
-¿Qué denuncias llevaste desde Vuelta del Río?
R: Puntualmente una de las primeras inquietudes que planteamos fueron los nuevos alambrados que se han visto hace poco tiempo muy cerca de la comunidad, cosa que no es normal. Tiempo atrás se han corrido alambrados en otros lados, que delimitan la dimensión de los campos que nosotros ocupamos dentro de la comunidad.
Estaba vinculado más que nada a eso, a informar de esta situación, que es un conflicto más tener que convivir con esta multinacional. Siempre, de alguna manera, sufrimos hostigamiento por parte de la empresa. La misma empresa se encarga de hacer controlar a la gente, es un control que diariamente sufrimos. En caso de venta de animales somos controlados estrictamente por la policía, y cuando nosotros vendemos, no vendemos cantidad, vendemos lo justo para poder sustentarnos económicamente. Realmente no sé si el control es para todos o si al que económicamente está bien no lo controla nadie. Eso nos llama poderosamente la atención, porque de Río Negro se ven camiones de ganado pasando a Chubut y nadie los para.
- ¿Esos controles son en ‘la agencia’ o es la barrera zoofitosanitaria de Senasa [Funbapa]?
R: Ahí más que la barrera de Senasa trabaja la policía, la barrera de Senasa está en un pueblo que se conoce como El Maitén [distante varios kilómetros]. La policía se encarga de transitar la ruta, observando la situación de los vehículos que van y, sobre todo los que están transportando animales, pararlos y ver si tienen todo en orden. Hay que llevar un montón de papeles para que puedan pasar y no sean decomisados los animales, que después – obviamente – no te lo entregan, son animales que los perdés. Más que la barrera sanitaria la policía con esta actitud trabaja para la multinacional y financiada mismo por la propia multinacional.
- Eso sucede desde que la policía se instaló donde estaba la agencia.
R: Eso empezó a suceder desde ahí, cuando el cuartel policial empezó a funcionar ahí. El patrullero recorre la ruta, yo mismo he tenido una experiencia de que la propia policía en un momento que me encontraba caminando en la ruta, me paró tratándome de ‘desconocido’ y mal. Digamos que no es una buena actitud para nosotros que nos traten así.
En ese caso nosotros nos encontrábamos caminando y supuestamente el propio personal de la empresa dio a conocer en el destacamento policial que venían dos personas caminando. El patrullero se acercó a nosotros y nos empezó a preguntar montones de cosas, realmente no pensábamos la indagatoria que los milicos nos podían hacer. Eso nos llamó mucho la atención, que la propia policía se encargue hasta de la gente que camina. Ya no se puede caminar tranquilo que en cualquier momento te para un patrullero policial para preguntarte qué andás haciendo. Eso nunca se había visto. No se entiende por qué tanto control con la propia gente que es de ahí.
Hicimos mención también de las grandes forestaciones con pinos muy cerca de nuestro territorio, lugares que son productivos pero si en el tiempo la empresa va a seguir con esta explotación este territorio, donde se han plantado los pinos, no se va a poder producir.
Nuestro objetivo del viaje era informar y poder profundizar más un proyecto radio que estamos llevando adelante con la Asociación, que está financiando, para lograr concluirlo. La gente se comprometió a venir a fines de febrero, marzo, a la Patagonia para ver lo que se ha hecho hasta ahora. Creemos que va a ser un gran desafío, que en el próximo año esta radio va a estar funcionando.
- Ustedes conocen a Benetton de vecino en territorio mapuche. ¿Cómo es Benetton en su tierra?
R: Para mí fue impactante. Uno conoce que en la Patagonia tiene 900 mil hectáreas y pensaba que allá podía tener solamente su casa. Pero no es así, allá también tiene muchísimos lugares. Desde su nacimiento [la empresa] tuvo muchísimas tiendas, inclusive es dueño de los telepeajes de las autopistas y ¡los medios que está financiando!: televisión, radios, diarios. Es también por eso que no contamos con muchas posibilidades de informar. Es una empresa terriblemente grande.
En Italia se creó mucha expectativa por nuestra llegada, en diferentes lugares la gente se acercó a saber. Gente de acá mismo, de Argentina, que se enteró de la situación allá. Es importante que nosotros hayamos difundido en un ámbito internacional nuestra situación. Porque es importante que se sepa en Buenos Aires, que se sepa en la Patagonia, pero también que se sepa en el lugar donde es la propia multinacional. |