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BRUSELAS 24 DE MARZO 2011
Tema: derechos de las mujeres Indígenas
Por: Ramona Quiroga

Marri marri Lamngen,

A pesar de la activa y enorme contribución a la sociedad, las mujeres indígenas todavía sufren de múltiple discriminación, como mujeres y como indígenas. Padecen la extrema pobreza, el tráfico, el analfabetismo, la falta de acceso a sus tierras ancestrales, cuidados médicos inexistentes o pobres, y la violencia en la esfera privada y pública. Esta violencia es agravada cuando las comunidades indígenas se encuentran en el medio del conflicto y las mujeres se convierten en blanco de la violencia con motivos políticos, mientras deben continuar con su trabajo diario, trayendo leña o agua para la familia.

Es por eso que trataré de hacerles conocer el cotidiano andar del grupo social más vulnerable, dentro de los estados que se dicen democráticos, sin embargo dentro de los cuales estamos uno de los grupos más marginados y discriminados.

Les quiero hacer partícipe de las voces de las mujeres.

No queremos ya ni compañeros ni autoridades que hablen por nosotras.

….Exigimos respeto a nuestra voz, a nuestras decisiones, a nuestras ideas y emociones.

Queremos una espacio diferente en donde hombres y mujeres seamos iguales, queremos rescatar nuestra identidad, nuestra cosmovisión en donde cada uno de los seres de este mundo seamos importantes para un equilibrio.

En el caminar de nuestra lucha nos hemos fortalecido y encontrado con otras hermanas indígenas...”

Los derechos humanos

La violación de nuestros derechos humanos es la más extendida, oculta e impune, en vez de disminuir son cada vez más los cientos de miles de mujeres violadas en sus derechos más fundamentales por el solo hecho de ser del sexo femenino.

Desde el comienzo de la colonización sufrimos la triple discriminación, por ser mujeres, por pertenecer a un pueblo originario y por ser pobres.

La situación de salud es preocupante, con altos índices de enfermedades que en el mundo no indígena han sido erradicadas, como son: el Mal de Chagas, la malaria, la hidatidosis, parasitosis, tuberculosis y las enfermedades de transmisión sexual. Hoy se suman las alergias, el cáncer de útero, el cáncer de glándulas, la anemia y las gripes pandemicas.

Debido a la precariedad de la asistencia en la salud, cientos de mujeres y niños mueren debido a las complicaciones relacionadas con la salud reproductiva.

Ante la situación de pobreza la mujer tiene un acceso mínimo a la alimentación; poco a poco la desnutrición congénita afecta mayormente a las niñas y niños alterando su crecimiento y desarrollo.

Debido a programas deficientes de educación y capacitación, son cada vez más precarias las oportunidades de empleo.

Vemos en los índices de desarrollo humano y pobreza que son los pueblos indígenas, y dentro de ellos las mujeres, que en materia de derechos humanos y desarrollo son las más afectadas.

La pobreza y desigualdad económica, social y cultural de las mujeres impide o dificulta el ejercicio de sus derechos civiles y políticos, su autonomía personal y su capacidad de participar en la vida política de su comunidad o país, lo que a su vez, las excluye de los niveles de poder y decisión, perpetuando así su círculo de exclusión.

Nuestros derechos humanos, definidos y protegidos por los convenios, normas e instrumentos internacionales no se difunden, no se reglamentan, ni mucho menos se viven, aunque nuestros gobiernos se comprometieron en hacerles respetar y garantizar mediante leyes.

Continuamente vemos como aumenta la desvastadora violencia física y psicológica afectando irreversiblemente a la mujer, a su familia y a su comunidad.

En los últimos tiempos va en aumento el tráfico de nuestras jóvenes y niñas, sacadas de nuestras comunidades.

En los distintos foros y encuentros, tanto a nivel nacional como internacional, llamamos la atención a nuestra situación y exigimos que los derechos humanos de las mujeres, junto con los derechos individuales y colectivos de los pueblos, se respeten y se ejerzan para que las mujeres dejemos de vivir en situaciones de discriminación, subordinación y pobreza..

Se suman los conflictos armados en los territorios militarizados donde se ha hecho parte de la táctica bélica la agresión contra nuestras hermanas. En muchas regiones se imponen guerras de baja intensidad, donde nos encontramos entre fuegos de ejércitos nacionales, paramilitares, guerrillas, narcotraficantes, latifundistas e inversores disputándose el control de los territorios. Pero lo terrible de todo esto es que se usa a la mujer como forma de exterminio para que la comunidad se deteriore, se desgaste y emigre. Desplazamiento que involucra los intereses de los estados para dar paso a las políticas de avances de explotación de los recursos naturales.

La violencia

Devastadoras son las consecuencias para nuestros pueblos en general y en particular para la mujer.

Específicamente en territorio Mapuche:

Se vive en una crisis de pánico constante por la inseguridad aguda y existencial, sin saber dónde viviremos mañana, cuando aparezcan por la comunidad los policías, carabineros o grupos de matones alquilados por los latifundistas.

Adónde podemos correr, qué le daremos de comer a nuestros hijos, cómo podremos cuidar a nuestros ancianos, dónde quedará nuestra familia, nuestros animales, dónde pescaremos, cazaremos o recolectaremos. Cuántos miembros de nuestra comunidad perderemos por la violencia que provoca el desalojo, la intimidación, la persecución, y la provocación de terratenientes, militares e inversores.

Sin saber cuántas madres lloraremos por la pérdida de nuestros hijos/as esposos y hermanos/as al confrontarnos con las incursiones y avances de las corporaciones extractoras, viendo la brutal devastación de la flora y de la fauna, la pérdida de los manantiales y de los ríos.

Dónde nos refugiaremos cuando estemos a la intemperie. Cómo afrontaremos las enfermedades, producto del alto índice de contaminación, por la pérdida de la biodiversidad o directamente al beber el agua contaminada o al respirar por la fumigación que dañan las condiciones de vida irreversiblemente y condicionan el futuro de las nuevas generaciones.

Todo esto afrontamos las mujeres al mismo tiempo que enseñamos y cuidamos de nuestros hijos, aportamos con nuestro trabajo a la economía del hogar, lavamos, cocinamos, sembramos, cosechamos y cuidamos los animalitos.

AMAMAMOS profundamente a nuestro pueblo, a nuestra familia, a nuestras plantas, a nuestros ríos y a nuestros animales, que en definitiva es amar a nuestra Nunke mapu (Madre Tierra), primer eslabón en el principio filosófico de nuestro Pueblo Mapuche (gente de la tierra), donde existe la dualidad (hombre –Mujer-). Allí se encierra el derecho individual y colectivo que se debe trasmitir a través del mapudungun (sentir de la tierra), enraizando el malpitu(compromiso inviolable con la madre naturaleza).

Hoy la mujer Mapuche de Chile vive en una continua situación de sufrimiento desgarrador, dado a la múltiple represión por las fuerzas militares que invaden brutalmente sus casas, destrozando todo lo que encuentran, allanando su territorio, buscando algo para justificar su atropello, golpeando a quien encuentran en su camino, ya sean niños, mujeres o ancianos. Sin importarles que la mujer esté embarazada, enferma o impedida. Nuestras hermanas son manoseadas, escupidas e insultadas con palabras racistas.

La mayoría de golpes son patadas en su abdomen, en los pechos, en la cabeza.

También son duramente reprimidas cuando se manifiestan, para reclamar, por sus hijos/as, padres, madres, hermanos/as y maridos detenidos, encarcelados, creando múltiples procesamientos ante los tribunales para juzgarlos con leyes arbitrarias que sólo responden a los montajes de latifundistas e intereses empresariales.

Métodos para acallar y criminalizar la lucha justa de nuestro pueblo en el reclamo de nuestro territorio ancestral.

Chile siempre se destacó en la persecución política a las organizaciones que llegan a un cierto nivel de dirigencias con capacidad de propuestas firmes.

La violencia ejercida contra el pueblo y las mujeres Mapuches en Chile no es un fenómeno aislado.

La violencia contra las Mujeres Indígenas es un fenómeno histórico, presente en gran parte de las culturas humanas. Cosa que todavía no hemos podido revertir.

Esta es una realidad dramática, escalofriante, alarmante, pero muchas veces invisibilizada, aún cuando este tema tan sensible se ha puesto de manifiesto en diferentes espacios nacionales, internacionales y globales, que han sido utilizados para definir y hacer pronunciamientos estratégicos en contra de este flagelo.

Dede nuestras organizaciones de la región sur en su reunión de nov. 2010 en Lima expresamos: “.. una profunda preocupación por todas las formas de violencia sufridas cotidianamente por las mujeres indígenas, la violencia en contextos de conflictos armados incluyendo la violencia sexual desde la perspectiva de las mujeres indígenas y sus comunidades, los procesos de desterritorialización, desarraigo, desplazamiento forzoso, los traumas psicosociales, la violencia estatal, la criminalización, el racismo y la discriminación en los servicios sociales, el feminicidio, la trata y la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes, la explotación económica, la invisibilidad estadística, la destrucción y degradación de la madre tierra, territorios y recursos naturales, las pocas posibilidades de reparación espiritual necesaria, la impunidad, la destrucción de redes y la pérdida de los lazos sociales y culturales.”

En el documento presentado en el cierre del encuentro Continental demandamos que las agendas nacionales e internacionales incluyan educación intercultural, políticas de salud, justicia y desarrollo con identidad, así como el reconocimiento y respeto de todos los pueblos indígenas del continente, a Naciones Unidas le pidieron crear una década dedicada a las mujeres indígenas.

Frente a la situación dramática del feminicidio y militarización que se expande en Latinoamérica, se instaló recientemente el Observatorio de Mujeres Indígenas contra la Violencia. A través del Observatorio se podrá vigilar y fortalecer el uso de mecanismos e instrumentos internacionales de protección de derechos humanos de las mujeres indígenas. El observatorio es una realidad social que se requiere y se necesita de manera urgente debido a la situación de violencia que siguen viviendo las mujeres indígenas en sus diferentes manifestaciones y contextos.

Las Estrategías de Promoción, Defensa y Protección de Nuestros Derechos

La Organización y Articulación

Tomando en cuenta todas estas injusticias en contra de nuestros derechos, tratamos de potenciar y fortalecer el trabajo articuladamente, participando activas en organizaciones de mujeres o mixtas difundiendo lo que el movimiento indígena ya avanzó en el ámbito nacional, regional e internacional.

Desde los anos '90 las mujeres indígenas nos hemos ido organizando a nivel internacional y hace unos 15 años tenemos nuestro ENLACE CONTINENTAL de Mujeres Indígenas, donde nos encontramos mujeres desde la punta más Nórdica de los pueblos Inuit hasta la punta más al Sur del pueblo Mapuche.

Es un espacio propio para poder intercambiar experiencias y buscar alternativas conjuntas. Este espacio nos permite enriquecernos como mujeres indígenas por medio de reuniones y talleres regionales.

Dentro de este contexto de articulación desde el Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas en general y de las Regiones Sur, Centro y Norte, en particular, visualizamos los avances de las organizaciones de base, nacionales, regionales e internacionales.

“Es importante que estamos saliendo de la invisibilidad. Quisiéramos que los pueblos indígenas y especialmente las mujeres seamos incluidas en los planes y programas transversalmente, porque cuando se habla de género, crecimiento demográfico, adolescencia, juventud, personas adultas mayores, en todos esos temas somos invisibles todavía" (Tarcila Rivera)

Si bien algunos estados han firmado y ratificado convenios y políticas de erradicación de la desnutrición, de las muertes maternas a través de los objetivos del milenio, de respetar el convenio de la biodiversidad, el convenio 169 de la OIT, la plataforma de Beijing, CEDAW, el derecho de consulta previa, libre e informada, La declaración de los derechos de los pueblos indígenas de la ONU, aún siguen siendo avances teóricos.

De nada sirven las recomendaciones de la ONU si los gobiernos no crean los mecanismos necesarios para aplicar los compromisos adquiridos.

No podemos seguir esperando otra década para ser tomadas como ciudadanas.

Nuestra respuesta

Desde las bases hasta nuestras redes a nivel internacional buscamos estrategias de lucha como la continuidad en el trabajo en redes, articulaciones con organizaciones mixtas y/o con objetivos afines y alianzas estratégicas. También el monitoreo y la documentación de los efectos de políticas económicas y sociales sobre las mujeres y más específicamente sobre mujeres indígenas. Otra estrategia es la participación en espacios sociales y políticos tanto a nivel nacional, regional e internacional.

. ..No sólo hacemos denuncias y resistencia, también trabajamos y participamos en todos los diálogos, pero queremos acciones específicas inmediatas y emergentes. Ayudar a visibilizar a quienes son invisibles (pronunciamiento en VI encuentro mujeres indígenas de las Américas).

Necesitamos impulsar la difusión y apropiación de herramientas internacionales como la declaración y los diferentes programas de acción en los diferentes niveles, tanto a nivel de base como nacional y regional.

Necesitamos generar más espacios de capacitación sobre derechos nacionales e internacionales para monitorear y exigir su cumplimiento, en beneficio de los pueblos y las mujeres indígenas en particular, educación, salud, acceso a los recursos naturales, a la tenencia de tierra y territorio.

MENSAJE
Todo esto es porque:

No queremos un desarrollo económico a costa de saqueos y muertes basado en un modelo económico depredador.

Permitiendo irregularidades en el impacto ambiental.

Con hidroeléctricas cambiando todo el sistema ecológico y desplazando a las comunidades...

Ni tecnología barata que en poco tiempo se convierte en basura peligrosa sin pensar antes en tener la seguridad para el reciclado.

Decimos no al trabajo infantil, al trabajo de esclavo.

No queremos que nuestros hijos se críen con el terror de la persecución ideológica.

No queremos promesas ni dádivas que nos confundan …..

Queremos opciones para crecer, donde se respete la pluralidad de pensamiento, la diversidad de conocimientos, con responsabilidad moral.

Donde la educación sea un derecho, no un lujo.

Donde exista la información verídica y de calidad, sin desacreditar ni denigrar nuestro movimiento.

Un modelo de desarrollo donde se priorice a los seres humanos, en su conjunto con la madre naturaleza.

Nuestros Pueblos también tienen jóvenes que pertenecen a la juventud del milenio, donde ya nadie los engaña, ni las iglesias, ni los políticos, ni el mercado internacional.

Han heredado la lucha contra la injusticia desde el mismo momento de gestarse, llevando consigo la definición del
Derecho a la LA TIERRA-TERRITORIO.

La tierra es la preocupación más urgente de la diversidad de identidades indígenas del continente dado a la intrínseca relación ancestral con ésta.

El respeto a nuestra NUNKE MAPU (madre tierra) siempre constituyó un código de ética que norma el comportamiento individual y colectivo. Es responsabilidad de todos los pueblos indígenas resguardar estos principios, dado que es columna vertebral de nuestro desarrollo.

Nuestra subsistencia tradicional es basada en el MAPU (tierra) porque somos frutos de ella, eslabón infinito en la diversidad del todo. Ella forma nuestro territorio donde se plasma la vida en su conjunto concebida dentro de su unidad ecológica, es el principio filosófico, donde la materia tiempo-espacio y el espíritu encuentran la armonía para reproducir en fuentes de saber y conocimientos. Es allí donde los seres vivos que somos un eslabón en el tiempo debemos aportar la diversidad de innovaciones, conocimientos, ideas y expresiones con responsabilidad, honestidad y sabiduría, aportando lo mejor de uno mismo en el marco de una conciencia justa, respetuosa ante la diversidad y diferencias que tenemos internamente todos los pueblos, enriqueciendo así el patrimonio que entregaremos de generación en generación.

El territorio es donde se mantiene la integridad y el equilibrio, está ligado íntimamente al ejercicio del derecho colectivo y a la autodeterminación como pueblo.

La negación del derecho al territorio mina las bases más costosas en la vida de los pueblos indígenas, dado que son crímenes de un genocidio voraz que suma la destrucción ambiental irreversible.

Hoy la ocupación de nuestro territorio convertido en las desmedidas prácticas del neocolonialismo bajo el amparo de políticas de mercado con su impacto negativo ante las directrices de políticas usurpadoras, diezma la existencia de todo el ecosistema en los territorios indígenas.

Debido a la tala de los montes nativos y las operaciones de corporaciones extractoras de minas, gas, petróleo, empresas hidroeléctricas, carreteras en las comunidades, provocando la desertización con un impacto dañino a la diversidad en los diferentes ecosistemas en territorios indígenas en general y el territorio Mapuche en particular.

La mujer y el hombre Mapuche seguiremos juntos en la lucha colectiva defendiendo nuestra unidad familiar, cultural, lingüística, política y territorial, que son las bases para promover y practicar el derecho de libre determinación como pueblo.

Muchas gracias.